Hubo un tiempo en el que había que adentrarse en los bosques, las noches eran más oscuras y el rojo se confundía; al menos se veían estrellas….
Por suerte la astucia podía alejarte de los peligros y el ingenio se desarrollaba rápido, por eso caperucita no tenía miedo.
Cada vez quedan menos lobos y bosques, quizás porque nos recuerdan a cuando no éramos dueños de todo.