Vámonos de aventuras. Vacaciones casi en el mar.

Hace unas semanas el mapache y la nutria estuvieron explorando las tierras del sur. Aprovechando que el mapache tenía vacaciones en su trabajo de persona adulta, la nutria decidió tomarse unos días también y acompañarlo en su aventura. Estuvieron solo un par de días, pero la nutria no paró de llevar a Indi de aquí para allá y al final acabaron explorando un montón de sitios. Aquí os contamos solo unos cuantos, los que mas le gustaron a nuestros dos pequeños animalejos.

Primer día, comienza la aventura.

En el primer día de sus aventuras Lala e Indi llegaron a Tarifa, donde instalarían su campamento base. Allí se encontraron con un antiguo amigo del mapache, que les invito a comer y descansar.

Antes de empezar la expedición en serio decidieron montar el campamento en un camping cercano al pueblo. Traían de todo lo necesario para sus aventuras (o casi).

Por la tarde llegó el momento de empezar la expedición en serio (¡Por fin!). Empezaron por la playa cercana, donde la nutria se dio un chapuzón y el mapache se rebozó en la arena. Aprovecharon para dejar su firma por todo el lugar, pero no sabemos cuánto va a durar la cosa.

El mapache proyecta una sombra casi tan larga como las siestas de la nutria.

Para terminar el día visitaron Tarifa, dónde llenaron la barriga de comida y probaron cervezas raras.

Segundo día, la cosa se pone más seria.

La nutria se llevó una libreta donde apuntar todas las aventuras de las vacaciones.

En el segundo día de la expedición se levantaron temprano,  Indi decidió aferrarse a la tienda de campaña con sus patitas para dormir un poco más; pero la nutria pegó un tirón fuerte y lo saco de la cama. Desayunaron en un hostal cercano, dónde las tostadas eran casi del tamaño de la nutria y podías comértelas con un montón de cosas deliciosas por encima.

¡El desayuno es la comida mas importante del día!

Empezaron su expedición por la playa de Bolonia. El mapache tenía muchas ganas de explorar las ruinas romanas y la nutria quería escalar a la duna y reclamarla para ella. También aprovecharon para tomar el sol y soñar con islas tropicales, no todo va a ser explorar.

La siguiente parada de la expedición fue Caños de Meca, un sitio que la nutria recuerda con mucho cariño debido a pasadas expediciones. Se dieron un saludable baño de barro en la playa que les dejó el pelaje bien suave y remataron la jornada viendo el atardecer  mientras hacían un pícnic desde el Faro de Trafalgar.

Tercer día, conquistando castillos y torreones.

El último día de expedición Lala e Indi viajaron al Palmar, una playa kilométrica de arena dorada donde la nutria encontró un montón de tesoros. Nuestro mapache es muy sensible a las bajas temperaturas en el agua y le cuesta mucho bañarse en el Atlántico; pero ese día decidió armarse de valor y darse un chapuzón por todo lo alto.

La última parada de la aventura fue Vejer, un pueblo precioso lleno de estrechas calles, casas blancas y muchas cuestas. En cuanto se enteraron de que tenía un castillo decidieron conquistarlo; se perdieron un poco por las calles, pero al final lo encontraron; aunque prefirieron no asediarlo para no estropear nada de ese bonito pueblo.

Como despedida, esa noche, el amigo del mapache organizó una barbacoa; donde se hincharon de comer, reír y hablar en inglés.

Último día, adiós playita.

Al día siguiente recogieron el campamento, se despidieron de Tarifa; tras su último copioso desayuno visitaron un torreón y emprendieron su camino hacia la madriguera con las pilas de vacaciones bien cargadas y un millón de ideas nuevas en la cabeza.

El mapache y la nutria estaban tan de vacaciones que ni siquiera conquistaron el castillo.

Estas fueron a grandes rasgos las vacaciones de la nutria y el mapache ¿Cómo han sido las tuyas? esperamos que no se te estén acabando todavía.