Qué domingo más bonico hemos pasado gracias al Made in Granada, cuando Lala mandó el correo diciendo que queríamos participar pensábamos que no nos iban a seleccionar y cuando nos dijeron que sí pensábamos que no iba a gustar ninguna de nuestras cosicas, ¡pero sí!
Estábamos los dos bastante nerviosos, bueno, yo lo aparentaba solo para que Lala se sintiera mejor porque tengo que ser como un faro que nos guíe, es mentira, estaba cagao… En cuanto llegamos y nos aclaramos, montamos el puestuco y Lala volvió a colocarlo todo porque yo lo había puesto mal, obviamente. Hacía un día de lujo, nos relajamos y desde muy pronto empecé a tentar a Lala con irnos de tapas si veíamos que no vendíamos nada pero ahí llegó una señora a alegrarnos el día llevándose dos cojincicos.
Esa primera venta es una sensación que en seguida sabes que vas a querer recordar mucho tiempo con todo el cariño aunque truncara mis perversos planes de tapeo.
Las siguientes también daban cosquilleo pero también mucho las sonrisas de las gente al ver las cosas, el escaparnos a por unas tapas, los amigos que se pasaron y los compis de carpa con los que estuvimos charlando que también nos regalaron unos pinceles cuando nos vieron escribir a mí y dibujar a Lala.
¡Muchas gracias a toda la gente que organizó, paseó, vendió, compró y sonrió ese día!